Bizcocho de guindas




Esta semana pasada ha sido bastante intensa y cargada de buenas emociones.

Por un lado he podido disfrutar de unos días de descanso en el trabajo, y siempre viene bien hacer una pausa en la rutina diaria.

Tener días libres me ha permitido hacer una de las cosas que más me satisfacen en esta etapa de mi vida, y es pasar unos días con la personilla más importante para mí en estos momentos, mi nieta Leyla.

Hemos jugado, paseado, ido al parque, a un cumpleaños de una amiguita suya, dormido juntas (me encanta verla descansar a mi lado, aunque me lleve alguna que otra patada en la espalda durante la noche jejejejeje), y por supuesto hemos horneado. Le encanta hacer dulces ¿por qué será? jajajajaja.

También he bailado, mi otra gran pasión, ¡y tanto que lo he hecho!  jueves, viernes y domingo.

¿Y el sábado? Bueno, pues el sábado tuvimos un almuerzo muy emotivo, lleno de risas, cariño y algunas lágrimas. Era la despedida de una compañera enfermera de la planta en la que trabajo actualmente. Si bien es cierto que no he tenido mucha relación con ella si pude ser testigo del cariño y el buen rollo que se respira en este servicio. 

El hecho de tener que trabajar ayer, día de mi santo, tampoco estuvo mal. Me llevé un bizcocho de cerveza negra (infalible) y recibí muchíiiiiiiiiimas felicitaciones. ¡Gracias a todos!

La receta que traigo hoy también la compartí con los compañeros del trabajo cuando la hice. Entonces estaba aún en la unidad de Lesionados Medulares, y recuerdo que voló. ¿Te puedes imaginar por qué?


Estamos en temporada de esta fruta y me parece un buen momento para compartirla. Como verás, es como todas, muy sencilla de preparar. ¿Lo más pesado para mí? Quitarle el hueso a las guindas jajajaja.

Estos son los ingredientes:

150 grs. de guidas frescas
100 grs. de queso crema (tipo Philadelphia)
120 grs. de mantequilla sin sal a temperatura ambiente
150 grs. de azúcar
3 huevos grandes
1 cucharadita de esencia de vainilla
180 grs. de harina simple de trigo
1 cucharadita de levadura en polvo

Para el glaseado:
1 taza de azúcar glas
10 grs. de mantequilla sin sal a temperatura ambiente
Una cucharada de mermelada de frutos rojos (sin trozos)
1 cucharada de agua.

Prepararemos el molde que vayamos a usar untándolo de aceite y espolvoreando de harina si fuera necesario. Yo suelo usarlo de silicona y aunque no hace realmente falta, yo lo engraso ligeramente para facilitar el desmoldado.

Ponemos a precalentar el horno a 180º y nos vamos a la elaboración.

Lavamos y deshuesamos las guindas dejándolas partidas a la mitad. Reservamos en una taza por el momento.


En un bol pondremos el queso, la mantequilla y el azúcar y batimos bien para que se integren bien todos los ingredientes. Hacerlo con la batidora eléctrica facilita mucho el trabajo.

Echamos los huevos, uno a uno, esperando que se mezcle bien antes de poner el siguiente y añadimos la esencia de vainilla.

Tamizamos la harina junto a la levadura y las incorporamos a la mezcla anterior.

Por último añadimos las guindas removiendo con una cuchara de madera o una espátula para que se distribuyan bien.

Vertemos en el molde que preparamos y horneamos durante unos 40 minutos aproximadamente (el tiempo es orientativo ya que puede variar según el tipo de horno).

Cuando esté listo dejamos entibiar antes de desmoldar y poner sobre una rejilla.

Cuando haya enfriado preparamos el glaseado.

Mezclaremos el azúcar glas tamizado, la mantequilla, el agua y la mermelada en un bol y lo llevamos a baño María, removiendo hasta que veamos que la mezcla es homogénea.

Vertemos sobre el bizcocho y dejamos que solidifique.


Adornar como se prefiera antes de que se haya secado del todo. Con sólo unas guidas mira qué diferencia.


Una delicia, te lo garantizo.



¿Te animas  a hacerlo?












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